Gracias al creciente avance de la tecnología, somos participes del exponencial crecimiento de herramientas informáticas que incorporan procedimientos de firma electrónica como, por ejemplo, DocuSign, Signaturit y Adobe Sign.
Este tipo de herramientas ha conseguido facilitarnos el proceso de firma en la mayoría de operaciones comerciales cotidianas, garantizando una serie de medidas de seguridad que protegen tanto la integridad de los documentos como la confirmación de la recepción de los mismos, de forma simultánea, por parte del emisor y del receptor.
La ventaja de utilizar plataformas de este tipo se manifiesta, entre otros aspectos, en su sencillez, puesto que se trata de herramientas totalmente intuitivas que permiten al usuario utilizarlas sin tener la necesidad de disponer de conocimientos informáticos superiores.
Otro de los aspectos más destacados es su rapidez, ya que permite a los usuarios disponer del documento firmado por las partes intervinientes con un simple clic de ratón, evitando tener que depender de Correos y de otras empresas de mensajería con los costes y retrasos que ello puede conllevar.
No obstante todo lo anterior, comenzaba esta reseña introduciendo un matiz que, a nuestro modo de ver, es determinante para saber cuándo utilizar herramientas informáticas de este tipo, y es que consideramos que deben utilizarse principalmente para operaciones comerciales de menor entidad, ya que si se trata de asuntos de mayor trascendencia, siempre aconsejaremos resucitar la práctica de la firma manuscrita y el archivo y custodia de copias originales como hemos venido haciendo desde siempre.
Por estas y más razones, aconsejamos encarecidamente a las empresas que se atrevan a implantar el uso de este tipo de herramientas, dado que aportan una clara ventaja para empresas que tienen un importante volumen de relaciones contractuales, sobre todo, porque se trata de herramientas que no suponen un elevado coste de adquisición y/o de mantenimiento.
Isabel Marqueta
